martes, 15 de mayo de 2007

Encontrar trabajo



Antes de llegar a los 18 años, ya muchos chicos lo que quieren es tener algo de dinero para sus gastos y trabajar. Por una parte está la presión de los padres que es doble: “si no quieres estudiar, trabaja”, “pero si no haces ni un curso de algo, no vas a encontrar trabajo”.

Y por otro lado está la dura realidad laboral que cada día necesita más especialización. Ya no se piden simples peones de albañil. Ahora se piden peones especializados.

Un amigo que trabaja en temas de inserción laboral me dice que el porcentaje de aquellos que consiguen trabajo después de un curso de especialización de por lo menos seis meses, es altísimo.

Y es que el trabajo, como el estudio, también necesita una predisposición a aprender, al esfuerzo, a llegar puntual, a levantarse más temprano, a no irse por las noches de fiesta para poder estar despierto en el trabajo al día siguiente. En el trabajo hay que aprender a aceptar órdenes y exige una autodisciplina. Valores todos con los que no se nace, sino que hay que aprender. Familia, escuela y sociedad son nuestros instructores. Y si les echamos una visuada, ya vemos los resultados.

Si mientras estaban en el cole, estaban esperando a cumplir los 16 para marcharse, porque ya sabían que no iban a estudiar, de alguna forma significa que los valores del esfuerzo personal no se estaban aprendiendo, pues si no se realizaban o vivían no se aprenden.

Pues va siendo hora de preguntarnos quien le pone el cascabel al gato, porque si en el mundo laboral hay unas carencias y necesidades de especialización para las que no hay demandas de curriculums con preparación, que venga alguien y nos diga que hacemos para solucionar el paro.

Hace tiempo que muchos educadores, sociólogos y gente con experiencia de trabajo en los barrios viene diciendo de la necesidad de crear espacios sociales de animación que desde la aventura, el esparcimiento y el deporte se conjugue con talleres de iniciativas laborales, empresariales y de formación. Y de hecho ha surgido en el mundo de los estudios la figura de los animadores socio culturales o la de los mediadores interculturales o técnicos de integración social, para las sociedades mestizas que nos toca vivir, que no se están potenciando.

Yo, al menos, no he escuchado la oferta de convocatorias de este tipo por parte de las administraciones públicas, pero tampoco he visto esos equipamientos sociales en los barrios ni previsión de los mismos en el suelo público en los nuevos contornos de viviendas que se están configurando y planeando.

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