He leido la noticia y no puedo creerlo. Dicen que un cura de un pueblo de Toledo amenaza con no impartir catequesis a los niños que cursen Educación para la Ciudadanía. Como dice un lector del periódico de donde extraigo la noticia “volvemos a las cavernas y la Iglesia sigue sin autofinanciarse”.
No puedo entender estas cosas por parte de ministros de una Iglesia que predica el Evangelio. Tuve la suerte de unas clases de Religión cuando era adolescente que me educaron en la libertad. El profesor nos enseñó un evangelio que respiraba amor, comprensión, tolerancia, respeto a la libertad, justicia. Nada parecido a la imposición de criterios. Que eso no lo marcaba el Evangelio, pues Jesucristo decía que el quería que le siguiera, pero no los ataba con una cuerda.
Recuerdo también discusiones y comentarios que hacíamos en clase. Uno de ellos sobre las leyes de los países. Y llegábamos en esas clases a la conclusión que luego siempre he hecho mía que las cosas de conciencia no necesitan leyes. Y que mucho menos lo que uno sigue por conciencia debe imponerlo como ley a los demás ciudadanos de un país. Por eso es bueno separar Iglesia y religión de Estado. Algo que ya parece hemos conseguido en este país, y que es difícil hoy por hoy en muchos países árabes. Igual tendrán que seguir el mismo camino que nosotros, dejando que la historia vaya hablando.
Por eso me parece interesante lo de las clases de Educación para la Ciudadanía. Es una alternativa a la obligatoriedad anterior de las clases de Religión. En definitiva, se trata de educar en los valores que inspira los principios de nuestra Constitución, que es como un código que marca las pautas de la convivencia entre los españoles. Esos deben ser los criterios comunes fijados para todos, y después cada uno que siga en conciencia lo que su criterio o recto proceder le indica, pero sin imponerlo a los demás, y mucho menos amenazando como este buen cura de pueblo.
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