Oh, gran espíritu,
al que escucho en la voz del viento
y que das vida al mundo,
presta atención a la voz de mi oración.
Yo soy un hombre en tu presencia,
uno de tus hijos.
Soy pequeño y débil,
tengo necesidad de tu fuerza
y de tu sabiduría.
Haz que camine en la bondad.
Haz que mis manos
respeten todas las cosas
que has creado;
que mis oídos
estén atentos a tu voz.
Hazme capaz de descubrir
tu presencia en cada cosa:
en las flores y en las rocas.
Vela siempre mi camino.
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