Era imposible no escuchar la conversación de dos adolescentes mientras las tres esperábamos sentadas que terminara la clase deportiva en que coincidimos. A corta distancia charlaban entre ellas sobre sus opciones educativas y las dudas sobre su vocación profesional. Se preguntaban si sabrán elegir el bachillerato correcto y de momento hacen mención al de humanidades. Entonces comenzó mi reflexión, no solo por la identificación que sentí con ellas recordando esos tiempos de dudas, sino porque la palabra " humanidades ", tomó en mis pensamientos otro tipo de dimensión.
Pensé que no debería ser una materia exclusiva de ciertas áreas profesionales, y que si se quiere ser médico, ingeniero nuclear o biólogo, también deben ofrecerse impartir por todos los años de estudio las más profundas bases humanas. Ser médico no te hace humano ante el dolor necesariamente. Ser abogado no te hace saber encontrar equilibrio en la justicia. Ser maestro no te hace competente en sí para poder enseñar algo más que conocimientos aritméticos, que la enseñanza en humanidades es algo que puede llevarse en intenciones personales, pero que debe aprenderse para después enseñarse.
Y claro que no sería suficiente aprobar con la máxima calificación un curso en humanidades, habría que llevar dentro una tierra fértil para que siendo sembrada la semilla pueda germinar, pero es que también no es suficiente que al decidirse por esta área, no implique solo que es el camino para las profesiones que abarca, separando las científicas, matemáticas o biológicas por citar algunas, sino que estudiar humanidades sea algo más amplio, que logre formar conciencias ciudadanas, valores éticos, justicia, libertad y espíritu de lucha por ideales.
Y no solo serviría para aplicarse a una ética profesional, a ser responsables con un trabajo, sino a enseñarnos esa visión previa antes de tomar decisiones importantes. Ahora existen muchos cursos para antes de casarse, prenatales, etc. Pero es en los colegios donde deben profundizar más allá de lo que se aprenda en casa con las variantes que cada familia posea, como ser mejores padres, hijos, vecinos, ciudadanos y seres humanos. Tendrían que enseñarnos mucho más profundo a saber cuidarnos, a amarnos y procurar una salud en todos sentidos, física y mental.
Sería fabuloso poder graduarse con honores en humanidades en paralelo a una elección profesional, y que pudieran quitarnos la licencia o el título cuando fallemos en nuestro sentido humano, cuando faltemos a la ética humana. Y así como esto, prepararnos por siempre en cursillos, que alguien nos recuerde constantemente lo que muchos olvidamos, pues nos comprometemos demasiado con nuestro propio sentir que perdemos empatía con los que nos rodean.
Aunque creo que no podría graduarse definitivamente nadie, pues el exámen profesional es la vida misma y los sinodales los que esperan de nosotros las cosas buenas. Es por esto que partiendo de una conversación sobre dudas vocacionales he reflexionado sobre la importancia de la palabra y significado de lo que llaman bachillerato en humanidades.
Tere García Ahued.
Pensé que no debería ser una materia exclusiva de ciertas áreas profesionales, y que si se quiere ser médico, ingeniero nuclear o biólogo, también deben ofrecerse impartir por todos los años de estudio las más profundas bases humanas. Ser médico no te hace humano ante el dolor necesariamente. Ser abogado no te hace saber encontrar equilibrio en la justicia. Ser maestro no te hace competente en sí para poder enseñar algo más que conocimientos aritméticos, que la enseñanza en humanidades es algo que puede llevarse en intenciones personales, pero que debe aprenderse para después enseñarse.
Y claro que no sería suficiente aprobar con la máxima calificación un curso en humanidades, habría que llevar dentro una tierra fértil para que siendo sembrada la semilla pueda germinar, pero es que también no es suficiente que al decidirse por esta área, no implique solo que es el camino para las profesiones que abarca, separando las científicas, matemáticas o biológicas por citar algunas, sino que estudiar humanidades sea algo más amplio, que logre formar conciencias ciudadanas, valores éticos, justicia, libertad y espíritu de lucha por ideales.
Y no solo serviría para aplicarse a una ética profesional, a ser responsables con un trabajo, sino a enseñarnos esa visión previa antes de tomar decisiones importantes. Ahora existen muchos cursos para antes de casarse, prenatales, etc. Pero es en los colegios donde deben profundizar más allá de lo que se aprenda en casa con las variantes que cada familia posea, como ser mejores padres, hijos, vecinos, ciudadanos y seres humanos. Tendrían que enseñarnos mucho más profundo a saber cuidarnos, a amarnos y procurar una salud en todos sentidos, física y mental.
Sería fabuloso poder graduarse con honores en humanidades en paralelo a una elección profesional, y que pudieran quitarnos la licencia o el título cuando fallemos en nuestro sentido humano, cuando faltemos a la ética humana. Y así como esto, prepararnos por siempre en cursillos, que alguien nos recuerde constantemente lo que muchos olvidamos, pues nos comprometemos demasiado con nuestro propio sentir que perdemos empatía con los que nos rodean.
Aunque creo que no podría graduarse definitivamente nadie, pues el exámen profesional es la vida misma y los sinodales los que esperan de nosotros las cosas buenas. Es por esto que partiendo de una conversación sobre dudas vocacionales he reflexionado sobre la importancia de la palabra y significado de lo que llaman bachillerato en humanidades.
Tere García Ahued.
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