Tengo ganas de contar cosas que pasan, pero cuando me pongo a ello no me salen. No creo que se me olviden. Sería demasiado pronto para el Alzheimer. Pero a veces me encuentro exhausto, con ganas de olvidarme de la realidad, como si uno estuviera cansado de batallar y pelear y tomar los cauces de unos caminos que no parecen llegar a ninguna parte y que tampoco te ofrecen la posibilidad del retorno.
Es como si en momentos quisiera que hubiera un viento fuerte que se llevara todo eso que está en mi pensamiento y lo sumiera en el callejón de los olvidos. Pero ese mismo viento vuelve a veces hacia mí y hace que siga luchando contra todos esos animales que ocasionan muerte en mí y fuera, a mi alrededor.
Hay momentos que he visto claro como he de situarme y comportarme. Muchos momentos en los que me he sentido como en un paraíso del que no quisiera marcharme, y que he disfrutado. Pero tampoco sé bien como expresarlo, como decirlo cuando me preguntan que cuenten los momentos felices de mi vida, que haberlos los ha habido y con creces.
Sí, ya sé que no puedo certificar mi estancia en esos paraísos. Que hay muchos escépticos en la vida, que piensan que no existe y que todo es sopor y congoja, como a veces momentáneamente uno pasa también, y que juran y perjuran que nadie cambia y que la sociedad tampoco, y que todo va a peor. Son como hormiguitas pequeñas que veo arremolinarse en el suelo cuando sentado me pongo a reflexionar, y termino haciéndolas desaparecer porque me están molestando, porque parecen que me van a invadir.
Paraíso. Sueños. Decepciones. Vientos que se llevan y traen. Gente ilusionada y escéptica. Y hormigas que no paran de hacer su montón. De todo eso hay siempre en la vida de uno y en la de los demás. Lo importante es saber escuchar bien lo que pasa y lo que se siente y no caer en el sopor.
Es como si en momentos quisiera que hubiera un viento fuerte que se llevara todo eso que está en mi pensamiento y lo sumiera en el callejón de los olvidos. Pero ese mismo viento vuelve a veces hacia mí y hace que siga luchando contra todos esos animales que ocasionan muerte en mí y fuera, a mi alrededor.
Hay momentos que he visto claro como he de situarme y comportarme. Muchos momentos en los que me he sentido como en un paraíso del que no quisiera marcharme, y que he disfrutado. Pero tampoco sé bien como expresarlo, como decirlo cuando me preguntan que cuenten los momentos felices de mi vida, que haberlos los ha habido y con creces.
Sí, ya sé que no puedo certificar mi estancia en esos paraísos. Que hay muchos escépticos en la vida, que piensan que no existe y que todo es sopor y congoja, como a veces momentáneamente uno pasa también, y que juran y perjuran que nadie cambia y que la sociedad tampoco, y que todo va a peor. Son como hormiguitas pequeñas que veo arremolinarse en el suelo cuando sentado me pongo a reflexionar, y termino haciéndolas desaparecer porque me están molestando, porque parecen que me van a invadir.
Paraíso. Sueños. Decepciones. Vientos que se llevan y traen. Gente ilusionada y escéptica. Y hormigas que no paran de hacer su montón. De todo eso hay siempre en la vida de uno y en la de los demás. Lo importante es saber escuchar bien lo que pasa y lo que se siente y no caer en el sopor.
3 comentarios:
Yo creo que te expresas muy bien,pero no intentes que lo que escribes sea para que lo entiendan los demás, escribelo par ti mismo y verás que bien te sale, como eres el autor y el receptor no tienes que temer la opinión de los demás solo la tuya, y disfrutarás haciédolo sin temor a la critica.
Totalmente de acuerdo contigo, amigo/a anónimo. Esa ha sido mi intención. Parece que no lo he logrado. Pero quería expresar cosas mías, que vivo y siento...
Gracias por tu colaboración, alberto
Alberto, es hermoso tu texto. Te felicito por compartir sentimientos. A mí me has tocado fibras del alma, y por eso es que reflexionando escribí breves ideas sobre lo que comentas.
Hay momentos en la vida para todo, pero cuando uno de ellos es transmitir a otros en hermosas palabras lo que llevamos dentro, habla de una calidad humana y una capacidad para externar lo que es tan interno, pero se desea compartir.
Un abrazo, te felicito por lo que tu aportación mueve en quienes te leímos.
Tere García.
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