Leyendo hoy el periódico me entero que la Iglesia ha decidido que el limbo es una construcción inexistente, que no existe, y que los niños que mueran sin bautizar se van al cielo.
El limbo siempre ha sido como la imagen de los que están despistados. En este caso, ¿podía ser una auto-imagen de la propia Iglesia? De todas formas, me parece positivo siempre cambiar de rumbo, y estar en la línea de buscar la verdad. De alguna manera esta declaración del Vaticano, viene a decir también “nosotros no siempre tenemos la verdad y andamos buscándola”. Espero, desde luego, que eso sea así.
Y este tema me recuerda que hace pocos días leí también que Benedicto XVI, el actual Papa, acababa de cumplir 80 años. Ya recuerdo que hace dos años cuando lo eligieron pensé sobre la marcha si no sería mayor para esa tarea. La verdad es que a veces piensa uno que elegir Papa tiene que ser bien difícil, le dan ese puesto a las personas con una edad en que los demás se jubilan.
¿No sería bueno también la jubilación para los hombres de la Iglesia? Conozco algunos que con más de 75 años siguen al frente de sus parroquias y trabajos.
Con esa edad, la que tiene el Papa y muchos otros trabajadores de la Iglesia, en activo, con responsabilidades, no solo se cierra el paso a gente más nueva, sean clérigos o laicos, sino que también se niega el propio sentido de la “jubilación” : una etapa en la vida para vivir con júbilo.
¿No le vendría bien a Ratzinger y a muchos otros con más de 65 años vivir algo más tranquilos, escribir, hacer públicas sus reflexiones vitales de miles y miles de experiencias vividas? Además hoy con esto de los blogs lo tienen, lo tenemos todos, hasta más fácil.
Pues me lo sigo pensando: Con 80 años, la edad que todos están jubilados, y llevar el timón laboral de una actividad tan intensa como es la Iglesia en todo el mundo, ¿no es pedir demasiado?; ¿no será eso seguir en el limbo que ya no existe?
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