domingo, 29 de abril de 2007

De políticos y las próximas elecciones





Sección llamada “El pulso ciudadano”. Todos los días una pregunta a seis personas. En el periódico de mi localidad. La de hoy era: “¿Habrá un cambio positivo con las elecciones?” (para los que no sean de España, por aquí tendremos el 27 mayo elecciones a los parlamentos autonómicos y a los ayuntamientos).

De las seis personas uno es ingeniero, otro trabaja en la hostelería, dos son amas de casa y otras dos trabajan en el sector de servicios. Cuatro de ellos dice que no, que no habrá cambio. Que todo seguirá igual.

¿Razones? “No confío en los políticos. Dicen un montón de farfulladas durante la campaña y luego no se acuerdan”. “La palabra preferida de los políticos es promesa, pero cuando se dan la vuelta ya se olvidan”. “Pienso que si hay un cambio todo seguirá igual de mal o peor. Los políticos no me inspiran confianza”. “Las elecciones sólo sirven para las promesas. Cuando llegan al poder se olvidan del ciudadano”.

¿Es esto verdad? Cierto que no se puede generalizar. Y todos, yo entre ellos, conocemos políticos honestos, serios, cumplidores, que trabajan, que intentan materializar un alto porcentaje de sus promesas electorales.

Pero no nos queda más remedio que aceptar un hecho: se está extendiendo un mal ambiente en torno a las acciones de los políticos. Para colmo, el mismo periódico, como todos los de la provincia, dedican un par de páginas y mas a poner de manifiesto la lectura del sumario contra la corrupción de una serie de políticos en la ciudad de Telde de Gran Canaria, a través del cual se ve como algunos de ellos manejaban billetes de 500 euros, como quien maneja céntimos ,para mil y una operaciones: desde comprarse varias casas a nombre de cada uno de los miembros de la familia hasta coches lujosos pasando por plazas de garaje y no sé cuántos viajes a sitios de placer turístico.

Que por unos pocos no pueden pagar todos, es verdad. Pero estos últimos, los de los billetes de 500, se presentan a las próximas elecciones con otras siglas que ellos se han inventado. Y van tan frescos y sonrientes cuando alguien con cámara se les acerca a grabarles. ¡Menuda jeta¡ A estas cosas hay que ponerles remedio pronto, porque no solo pagan los políticos honestos, los que pagamos somos los ciudadanos que vemos cómo nuestros dineros se van a otros sitios, que no vemos cómo se invierte en nuestros barrios y que nos vamos cansando de elegir a gente así y, en el peor de nuestros fallos, nos quedamos en casa para que salgan los que siempre han salido.


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