Lo leí hace poco en la revista Magazine, no recuerdo de qué día. Una entrevista a Ana María Matute, de 80 años. Le preguntaban sobre qué le decepcionaba de la especie humana. Me llamó la atención su respuesta, podría ser también casi la mía. Digo casi, solamente. Así que recorté esa hoja y subrayé en rojo sus declaraciones. Las transcribo:
“Me decepciona de la especie humana constatar que no tiene solución. Basta leer un periódico o abrir la televisión para tomar conciencia de que el mundo es un horror. El último siglo ha sido terrible. Nos salva el trabajo, el sacrificio, la solidaridad de gente anónima. Gente que compensa la visión negativa que ofrecen los dirigentes que desorganizan, descuartizan el mundo. De joven, se suele ser idealista; cuando era joven, tuve esperanzas en el comunismo. No es que creyese mucho mucho, pero alguna esperanza en el sistema la tuve hasta que lo ví de cerca, hasta que lo toqué. ¡Qué gran horror!”.
Podría ser casi también mi opinión. Porque aunque sea difícil la solución, el hecho de mucha gente anónima que, de forma voluntaria, más allá de la política y de las ideologías, arriman el hombro en acciones solidarias son buenas recetas para tener algo más de esperanza. Sin descartar el análisis de la escritora, que no deja de tener razón
“Me decepciona de la especie humana constatar que no tiene solución. Basta leer un periódico o abrir la televisión para tomar conciencia de que el mundo es un horror. El último siglo ha sido terrible. Nos salva el trabajo, el sacrificio, la solidaridad de gente anónima. Gente que compensa la visión negativa que ofrecen los dirigentes que desorganizan, descuartizan el mundo. De joven, se suele ser idealista; cuando era joven, tuve esperanzas en el comunismo. No es que creyese mucho mucho, pero alguna esperanza en el sistema la tuve hasta que lo ví de cerca, hasta que lo toqué. ¡Qué gran horror!”.
Podría ser casi también mi opinión. Porque aunque sea difícil la solución, el hecho de mucha gente anónima que, de forma voluntaria, más allá de la política y de las ideologías, arriman el hombro en acciones solidarias son buenas recetas para tener algo más de esperanza. Sin descartar el análisis de la escritora, que no deja de tener razón
No hay comentarios:
Publicar un comentario