sábado, 28 de abril de 2007

El cumpleaños de mi amigo




Un amigo mío cumple hoy sesenta años. Hemos estado conversando un rato. Tiene claro que lo importante de su edad es la vida que ha vivido, con intensidad, con errores y con aciertos. Que siempre ha intentado ser coherente con sus pensamientos, su filosofía de la vida, sus sentires. Que ha tenido fallos, sí, pero que todo ello es también la salsa de la vida, pues en bastantes ocasiones ha sabido reconocerlos y rectificarlos.

Me cuenta que se siente con ánimo y con ilusión, que la vida está por vivir, que la edad al fin de cuentas es solo una abstracción, un número, unas meras matemáticas. Pero que la edad fundamental está en el corazón, en las ganas de vivir.

Y hablando de todo ello me saca el tema de que se asombra al conocer a muchos jóvenes que considera más viejos que el mismo, que los ve como cerrados a la vida, con ideas un tanto fascistas, pensando en si mismo y no en lo que les rodea. Que le sorprende ver a gente joven con análisis de derechas, con maneras de pensar tan machistas.

En la conversación recordamos muchas cosas de antes. Y me decía que ni por asomo pensaba cuando era adolescente que la vida le fuera a deparar situaciones y acontecimientos tan diversos. Y que si de algo estaba orgulloso era de haber estado siempre disponible para el viaje, para el cambio, para no estar anclado en ningún puerto de opiniones, ideas o creencias. Que siempre ha estado contra el fanatismo, y que hoy lo considera no solo cada día más absurdo sino también muy peligroso, como uno de los peligros más fuertes de nuestra sociedad.

Y también me dice que la edad cambia un poco a las personas. Se siente ágil, sí. Con ilusiones, sí. Pero también con miedos. Le preocupa que los que quiere se queden solos.

Y que no está seguro de casi nada. Que tiene pocas certezas. Que la verdad se va encontrando poco a poco, y que cuando ya parece que la tienes, hay otra perspectiva que se te asoma delante y te abre nuevos mundos.

Que ha intentado ayudar a otros, pero que en muchas ocasiones no se ha sentido correspondido. No busca privilegios, pero a veces ha lanzado algun SOS para los suyos, para los más cercanos y no ha tenido la correspondencia que pensaba.

Y que asimismo se ha llevado muchas decepciones de personas que consideraba sus amigos. Al final, más tarde o más temprano, los amigos se cuentan con pocos números, pues muchos que así lo parecen lo son más de la función que desempeñaba en momentos determinados que de su propia persona. Pero que justo la edad pone las cosas en su sitio, y te hace redescubrir los amigos que siempre han sido, aunque en momentos largos no tengas contacto con ellos.

Hemos hablado mucho. Pero bastante. Se confiesa, y yo sé que lo es, algo transgresor de las normas. O al menos, viviendo en la frontera. Porque las normas, las leyes son para las personas y no al revés.

Sí. Hemos hablado de política. No podía faltar ese tema. Pero lo dejamos para otro momento. Me ha contado que la crispación existente en estos momentos en este país impide que la gente vea las cosas con objetividad, y que este país no se merece a algunos políticos que salen todos los días en los telediarios diciendo bastante tonterías.

Pero lo dejamos aquí. Quiero felicitar a mi amigo. Vive su edad con intensidad. Es consciente de ello. Desde aquí mi felicitación a todos y todas los que crecen con la vida, se abren a ella, y no se cierran en una ideología o se enclaustran en una opinión.

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