viernes, 14 de noviembre de 2008

Ella era ella



Un torrente de ideas brincoteaba en su mente cuando una como de rayo le hizo darse cuenta que ella era ella.
Como si no se conociese, comenzó a observar toda aquella nueva y flamante presencia.
Posaba su vista en sus manos que con delicados movimientos le hacían conciente el hecho de saberse renaciendo.
Movía los tobillos en círculos y fue que un escalofrío le hizo suspirar inhalando hasta dejar plenos los pulmones, levantando los brazos y encarando las manos al cielo.

¿ De qué estaba hecha su piel cuando un arrebato de entusiasmo se dejaba notar en ella ?. ¿ Dónde podría ocultar el amor que aún conserva cuando el de él se ha esfumado ?.
Entonces se balancea en aquel columpio de apenas un trozo de madera. Empuja con sus piernas y se le alborota el cabello en rebeldía. Es que no solo su mundo interior protesta. El sol, la luna, el viento y la tierra le acompañan cuando se desgarra por los recuerdos que han perdido el último aliento de esperanza.

Pero se detiene el el breve instante cuando comprende el valor del tiempo y se aferra, se da cuenta que solo tiene un " ahora ".
Se abraza a sí misma para afirmarse en una cosa: se tiene a sí misma y es más fuerte de lo que pensaba.
Siente de nuevo el aire en sus manos aconchadas y abre los dedos dejando filtrar el atardecer que le traerá un mejor mañana.

Tere García Ahued.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola José Ignacio. Claro que tiene sentido pensar que la foto remite a una imágen de pasamontañas. Si bien se usa para cubrirse del frío, también para otros asuntos como ocultar una identidad. Creo que los ojos aún así lo dicen todo.
Y me parece acertado porque el texto habla de descubrirse tras haber estado oculta bajo un sentimiento. Gracias por tu comentario.
Un abrazo. Tere.

Tere García Ahued. dijo...

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