sábado, 8 de noviembre de 2008

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nuncano te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvasentonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti

4 comentarios:

José Ignacio Lacucebe dijo...

Benedetti nos presenta dos posturas, bien distintas, ante la vida.
Una activa, la otra pasiva.
El sermón de la montaña nos presenta un estilo de vida contrapuesto a la forma del de la condición humana.
Solo resta elegir.
A lo largo de la vida, en general, he optado por conceder la libertad de pensmaiento y vida a los demás y sublevarmne ante las injustícias.
Ahora estoy viviendo una etapa de interiorización, lo que no quiere decir pasividad.
El sentimiento de dolor ante las injusticias permanece pero sin hacerlo tan público como antes.
Se que algun día tendre que volver a optar.
Hasta pronto.

Nelly Guerrero dijo...

Tere,hermoso poema como para colocar la mano en el corazón.
Me hace recordar a Phil Bosmans
cuando dice:"si no eres capaz de amar a los hombres,quédate sentado en tu rincón ,ocúpate de tí mismo o de cosas fútiles y sin vida"
Asumimos muchas veces una posición
pasiva y comodona frente a los problemas de los demás,apoyándo solo lo que nos interesa,quizá muchas veces más bien entorpeciendo
a quienes si trabajan por el bien común.
Mis afectos
Nelly

Anónimo dijo...

Benedetti,nos mueve un poco a pensar que no es bueno permanecer indiferentes frente a los demás,
sino preocuparnos un poco más por
el que nos necesita.
Buen poema para reflexionar.
Gracias por recordarlo
Abrazos
Anthony

Anónimo dijo...

Es una llamada
a abandonar la comodidad,
a despertar la alegria,
a encender al amor.
a salir del egoismo.
Y es un reproche
a nuestra vida lánguida,
a nuestra pequeñez de miras,
a nuestro vivir dormidos
a nuestra gran cobardía


Maria Consuelo