miércoles, 2 de abril de 2008

Que hablen los sufridores



Sigue en pie las polémicas sobre el tema migratorio. Ahora la cuestión es si pueden ser visitados o no por los periodistas u otras instituciones sociales los centros de internamiento de inmigrantes en el Estado Español. Unos aducen que va contra el derecho a la intimidad de dichas personas pues no son objetos de escaparate. Otros afirman que al ser una actividad pública debe estar bajo el control social. Los dos razonamientos pueden ser válidos. Pero ¿no sería mejor preguntarle a los propios inmigrantes? Si hay un derecho a la intimidad, serán ellos los que deban decidirlo. Si hay un derecho a la consideración social, a ellos también les corresponderá la decisión. Ya va siendo hora de que para temas relacionados con la propia naturaleza del fenómeno migratorio sean sus protagonistas los que hablen, los que expliquen y los que se defiendan. Si es que hay que defenderse por el hecho de trasladarse de un lugar a otro que es consecuencia normal de la naturaleza humana.

Porque seguimos en lo mismo. Mientras unos hablan de que han mejorado las condiciones de acogida y de repatriación de los inmigrantes hacia sus propios lugares de origen y como sitios seguros, hay otros que hablan de que el tamaño de los muros que distancia y separa a unos de otros no hace más que crecer, no solo en construcciones sino, sobre todo, en legislaciones. Y tampoco aquí se escucha a los inmigrantes, y se les deja hablar. Porque tanto sus derechos, como los nuestros, son inviolables. O igual es que nos hemos olvidado que son personas, y que personas, personas somos solo nosotros, los que vivimos a este lado del planeta. ¿No habíamos quedado que estamos en la era de la globalización?

1 comentario:

Retazos y retozos dijo...

Yo lo tengo claro.
Es misión de la prensa en un estado libre, informar sobre los problemas que afectan al país.
Por consiguiente, dentro del respeto debido a la intimidad de los inmigrantes se puede y se debe informar de lo que allí pasa.
Y si a causa de ellos le salen los colores a la administración pública, que le salgan.