El motivo real de la Navidad.
Me lleno de alegría cuando se acercan las festividades de Navidad y Año Nuevo. La ciudad entra en una sintonía especial de luces y colores. No sé si huela de verdad o es mi ilusión, a turrones, peladillas, cacahuates, cañas de azúcar, frutas secas, bosque encapsulado en las ramas de los pinos decorando las casas, pasteles con leche condensada, nueces y cerezas.
Las noches son brillantes ante tantos despliegues de iluminación navideña entre comercios, calles y colonias. Villancicos se escuchan ya en los supermercados, las figuras del Nacimiento se disponen en colchas de heno y musgo, mirando pasar los días que lleguen a la fecha y se coloque al Niño Jesús en el pesebre.
También destaca papá Noel, atractivos juguetes, regalos y envolturas tan preciosas que se podrían enmarcar. Hace frío, la gente se abriga y hay más elegancia que en la ropa veraniega.
Ya comienzan a hacerse planes para las reuniones familiares, intercambios y los platillos que han de aportarse a la gran cena donde se juntan padres, hijos, nietos, amigos y quién quiera unirse a la noche donde se olvidan los malentendidos y diferencias.
Hay alboroto con muchos días de anticipación, preparativos, listas de compras, etc. Precisamente hoy coloqué en el ventanal de la sala, todas las figuras del Nacimiento, algunas estrellas en diferentes niveles y la serie con foquitos blancos que iluminará el cuadro a manera de aparador. En el árbol del jardín, adornos, esferas, focos de colores y al pie de este, cajas de madera en varios tamaños, pintadas a mano, simulando que dentro tienen regalos.
Todo esto es mágico, hermoso, pero debemos hacer una pausa y reflexionar. El motivo de tan feliz fiesta es porque nace Jesús, no porque Papá Noel entrará fugitivo a dejar juguetes a los pequeños. El motivo es lo que nos representa celebrar cada año esta fecha, que por eso nos reunimos en familia a conmemorar este hecho y que disfrutando mucho y me parece fabuloso que nos demos regalos, que comamos los platillos que cada familia y país acostumbre, no olvidemos que puede ser un buen momento para reconciliarse, para pretender un cambio en las cosas que no hemos hecho lo correcto, en hacer propósitos objetivos, pero también en disponernos con hechos. Siempre hay alguien que tiene hambre, frío, que está enfermo. Aquí es dónde tendrá un valor agregado si podemos ayudar, si de corazón hacemos algo, pequeño, grande, pero bien intencionado.
Y bueno, después de pensar un poco en esto y en lo que haré al respecto, me consiento tras haber decorado la casa con motivos de Navidad y me dispongo a saborear una peladilla, sentada en la sala, mirando el pesebre y agradeciendo por todo.
Tere García Ahued.
Me lleno de alegría cuando se acercan las festividades de Navidad y Año Nuevo. La ciudad entra en una sintonía especial de luces y colores. No sé si huela de verdad o es mi ilusión, a turrones, peladillas, cacahuates, cañas de azúcar, frutas secas, bosque encapsulado en las ramas de los pinos decorando las casas, pasteles con leche condensada, nueces y cerezas.
Las noches son brillantes ante tantos despliegues de iluminación navideña entre comercios, calles y colonias. Villancicos se escuchan ya en los supermercados, las figuras del Nacimiento se disponen en colchas de heno y musgo, mirando pasar los días que lleguen a la fecha y se coloque al Niño Jesús en el pesebre.
También destaca papá Noel, atractivos juguetes, regalos y envolturas tan preciosas que se podrían enmarcar. Hace frío, la gente se abriga y hay más elegancia que en la ropa veraniega.
Ya comienzan a hacerse planes para las reuniones familiares, intercambios y los platillos que han de aportarse a la gran cena donde se juntan padres, hijos, nietos, amigos y quién quiera unirse a la noche donde se olvidan los malentendidos y diferencias.
Hay alboroto con muchos días de anticipación, preparativos, listas de compras, etc. Precisamente hoy coloqué en el ventanal de la sala, todas las figuras del Nacimiento, algunas estrellas en diferentes niveles y la serie con foquitos blancos que iluminará el cuadro a manera de aparador. En el árbol del jardín, adornos, esferas, focos de colores y al pie de este, cajas de madera en varios tamaños, pintadas a mano, simulando que dentro tienen regalos.
Todo esto es mágico, hermoso, pero debemos hacer una pausa y reflexionar. El motivo de tan feliz fiesta es porque nace Jesús, no porque Papá Noel entrará fugitivo a dejar juguetes a los pequeños. El motivo es lo que nos representa celebrar cada año esta fecha, que por eso nos reunimos en familia a conmemorar este hecho y que disfrutando mucho y me parece fabuloso que nos demos regalos, que comamos los platillos que cada familia y país acostumbre, no olvidemos que puede ser un buen momento para reconciliarse, para pretender un cambio en las cosas que no hemos hecho lo correcto, en hacer propósitos objetivos, pero también en disponernos con hechos. Siempre hay alguien que tiene hambre, frío, que está enfermo. Aquí es dónde tendrá un valor agregado si podemos ayudar, si de corazón hacemos algo, pequeño, grande, pero bien intencionado.
Y bueno, después de pensar un poco en esto y en lo que haré al respecto, me consiento tras haber decorado la casa con motivos de Navidad y me dispongo a saborear una peladilla, sentada en la sala, mirando el pesebre y agradeciendo por todo.
Tere García Ahued.