Asomada al balcón deseo saber si las gotas de lluvia que capturan mis manos, son diferentes a las que he conocido toda una vida. Y es que desde mi nuevo espacio, las cosas son diferentes. El cielo no llora, más bien alivia las grietas de tierra seca. Con las manos cóncavas cuál vasija, recibo como niña atrapando caramelos el goteo de agua bendita. Sí, me viene desde el cielo y no las noto transparentes, tengo un arco iris entre los dedos que refleja mi nueva vida llena de colores. Hay una gama de ellos entre suaves e intensos, pero todos luminosos, no más grises ni negros, a menos que necesite un poco para dar ciertas sombras que embellezcan más que oculten u obscurezcan o esperando solo que la bóveda del cielo nocturno, haga resaltar más a la luna y estrellas en lo único negro que deseo ver.
Cambios de dentro hacia afuera, de afuera hacia adentro. No me he mudado de planeta y sin embargo siento que piso otro tipo de tierra, que la habitan personas más buenas, que hay mejores voluntades en un espacio con armonía. Cuatro paredes con grandes ventanas por donde entra luz y aire, esperanzas y proyectos. Puertas abiertas, cortinas corridas, escaparate que muestro al mundo con más orgullo y alegría.
Angustia desterrada, amaneceres en los que se siente bien despertar, que ha descansado el alma, el cuerpo y la mente. Naturaleza más viva, aire más puro, visión más clara e imaginativa, haciendo escarlata el color de la tal vez pálida manzana o más perfumada a la margarita blanca.
Sentidos explosivos, espíritu agradecido y conectado a Dios, manos que trabajan los pensamientos creativos que se planean la noche anterior. Noche como esta, cuando la lluvia hace que todos se resguarden dejando la calle vacía. Deseo de compartir sentimientos, aún cuando no sé quién esté frente a su pantalla leyendo esto con lo que tal vez se identifica.
Cambiar en todos sentidos, valor para enfrentarse a los miedos, a lo que nos detiene, eso debe hacerse en la vida. Es corta si tomamos lo hermoso que es vivir. Esta es la razón por la que hoy estoy en otro lugar, algo nuevo que me permita corregir, direccionar y volver a creer en mí. No debemos desperdiciar más días sin hacer algo por uno mismo, porque por ahí dicen que nadie entonces lo hará. Exploremos nuestro interior y luchemos por lo que creemos para sumarle al tiempo. Dejemos de desperdiciarnos y hagamos lo que sentimos, seamos felices con decisión.
Tere García Ahued.
Cambios de dentro hacia afuera, de afuera hacia adentro. No me he mudado de planeta y sin embargo siento que piso otro tipo de tierra, que la habitan personas más buenas, que hay mejores voluntades en un espacio con armonía. Cuatro paredes con grandes ventanas por donde entra luz y aire, esperanzas y proyectos. Puertas abiertas, cortinas corridas, escaparate que muestro al mundo con más orgullo y alegría.
Angustia desterrada, amaneceres en los que se siente bien despertar, que ha descansado el alma, el cuerpo y la mente. Naturaleza más viva, aire más puro, visión más clara e imaginativa, haciendo escarlata el color de la tal vez pálida manzana o más perfumada a la margarita blanca.
Sentidos explosivos, espíritu agradecido y conectado a Dios, manos que trabajan los pensamientos creativos que se planean la noche anterior. Noche como esta, cuando la lluvia hace que todos se resguarden dejando la calle vacía. Deseo de compartir sentimientos, aún cuando no sé quién esté frente a su pantalla leyendo esto con lo que tal vez se identifica.
Cambiar en todos sentidos, valor para enfrentarse a los miedos, a lo que nos detiene, eso debe hacerse en la vida. Es corta si tomamos lo hermoso que es vivir. Esta es la razón por la que hoy estoy en otro lugar, algo nuevo que me permita corregir, direccionar y volver a creer en mí. No debemos desperdiciar más días sin hacer algo por uno mismo, porque por ahí dicen que nadie entonces lo hará. Exploremos nuestro interior y luchemos por lo que creemos para sumarle al tiempo. Dejemos de desperdiciarnos y hagamos lo que sentimos, seamos felices con decisión.
Tere García Ahued.
1 comentario:
Hola Ignacio. Me gusta cuando dices que al cesar la lluvia se abrillanta el paisaje. Cuánta razón y que bueno que lo mencionas, porque hablando de colores de gotas de lluvia en mis manos, olvidé que sobre las calles, las hojas de los árboles, los tejados, etc., se queda esa humedad que hace que brille y se reflejen las cosas. Ha sido hermoso compartir desde este espacio, ya he pasado al tuyo y te he dejado comentario. Muchas gracias.
Tere García Ahued.
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