Las palabras son el reflejo del alma,
nos perpetuamos con lo que decimos;
con ellas, damos sentido a nuestro mundo,
será bueno o malo, según lo describamos.
En nuestras palabras está nuestro destino,
nos vamos haciendo mientras vivimos,
“Verso a verso”, como dijo Machado.
nos perpetuamos con lo que decimos;
con ellas, damos sentido a nuestro mundo,
será bueno o malo, según lo describamos.
En nuestras palabras está nuestro destino,
nos vamos haciendo mientras vivimos,
“Verso a verso”, como dijo Machado.
El cielo y la tierra se encuentran en la palabra,
con voz de ángel o rugido de bestias,
dan indulgencias o condenan al destierro.
Cuidemos la palabra y estemos a su servicio
Usándolas... no utilicemos para hacer el mal.
Muchas veces sin que lo notemos
se convierte en pala que cava nuestra propia fosa;
o en puros versos damos la estocada final;
quedándonos un sabor amargo… porque
somos víctimas de nuestro propio veneno…
Hablemos bien de las rosas y olvidemos las espinas,
recitemos versos de amor y callemos amarguras.
La palabra nos juzga y también nos condena,
Si tienes el don de la palabra:
“Haz buen uso de ellas”
Podemos salvar al amigo y lavar las heridas
podemos cantar aleluyas o rezar letanías,
que las oraciones también son palabras
que nos llevan delante de Dios…
NINFA DUARTE
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