De don Quijote, al 2003...
Ninfa Duarte
... “En esto, descubrieron 30 a 40 molinos de viento que hay en aquel campo, y así don Quijote los vio.
Dijo a su escudero:
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren 30 o pocos más desaforados gigantes, con quienes pienso hacer batalla y quitarles a todos la vida.....
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren 30 o pocos más desaforados gigantes, con quienes pienso hacer batalla y quitarles a todos la vida.....
- Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí véis no son gigantes sino molinos de viento...
- Bien parecen respondió don Quijote... ellos son gigantes, y si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración, que yo voy a entrar con ellos en fiera lucha...
... En diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance lo socorriese... con su lanza en el ristre se lanzó contra los molinos...
-¡Válgame Dios! Dijo Sancho al verlo caído. ¿No le dije yo que no eran caballeros?
- Calla, amigo Sancho! Que las cosas de la guerra están sujetas a continua mudanza”........... y sigue……"
Valga la aventura del Quijote para entrar en ciertas elucubraciones que me llegaron desde un lugar de la Mancha... Y que pasando unos cuantos siglos, no han perdido vigencia.
Pongámonos así: 30 ó 40 molinos (desaforados gigantes) son los tropiezos que el hombre enfrenta a diario en su cotidiano deambular, son los obstáculos en el camino, son fraudes del destino, son desaciertos causados por nuestra impericia, son antivalores que nos ciegan, son nuestros molinos interiores que llevan aguas a su propio caudal.
Allí están parados frente y dentro de nosotros mismos: la envidia, los celos, el egoísmo, la soberbia, la vanidad, la avaricia, el desamor, cual desaforados gigantes y los Quijotes modernos, todavía creemos que enfrentándoles con la espada de nuestra sencilla palabra los vamos a vencer.
Esos gigantes están dentro de nosotros, agazapados, disfrazados dispuestos a mantenerse firmes y allí no hay espada que pueda vencerlos, sino nuestra propia y personal decisión de “matarlos”.
Nunca son pocos los Sanchos que nos quieren hacer ver que a las dificultades debemos corregirlas nosotros mismos, o debemos desviarlas cuando no poseemos las armas para enfrentarlas o cuando los molinos no son del material frágil o maleable que pensábamos. Pero, nunca los consejos de los Sanchos fueron escuchados, ni antes, ni ahora. Y siguen los Quijotes enfrentándose a los molinos de viento...
- ¿No le dije yo que no eran caballeros?-dijo Sancho-
Y los Sanchos seguimos pensando que con poemas podemos cambiar el mundo.
Fuente: "Hidalgo caballero, don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes Zaavedra
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