sábado, 29 de septiembre de 2007

Regalame la luna




Las finas manecillas en el reloj de pulso marcan las nueve. El mantel a cuadros sobre la rústica mesa de madera apolillada, exhibe un tulipán amarillo flotando en el agua del transparente cristal que lo contiene. Él llega puntual a la cita, se sienta y espera.

La ciudad huele a noche romántica. El viento de otoño agita los árboles, debajo una alfombra de hojas secas que se revuelven y elevan el vuelo como mariposas cuando los autos pasan a la orilla del jardín en la plaza principal.

Humeantes tazas de café y olor a panecillos recién horneados, aromatizan el entorno. A lo lejos doblando la esquina una figura femenina emite sonidos acompasados con sus zapatillas. Se acerca, ya sabe que es ella. Besando sus labios comienzan a escribir la historia de cada día, cuando después del trabajo unen sus manos siempre en la misma mesa de aquel pequeño cafe.

Siempre tulipanes, aunque un día son cálidos y otros puros; un día ocres y amarillos, otro blancos y rosados. La mesa, la cita, la hora, el café, esos no cambian. Necesitan permanecer estáticos para notar entonces que lo que cambia porque crece es el amor que se tienen.

La ciudad que aún no duerme, el reloj de Catedral anunciando las diez menos cuarto. Luciérnagas incrustadas en los matorrales recién podados como brillos de plata en las paredes de una mina.

El agua en la fuente meneándose como un vals de las olas. El pianista con suavidad moviendo los dedos mientras lee "Claro de luna " en su partitura. Parece que es la ciudad del amor, porque ellos que se aman notan en otros el mismo sentimiento.

Entonces él la mira con dulzura y le dice que le pida lo que más quiera. Ella corresponde a su mirada, sin parpadeo alguno y derramando amor por las pupilas, le contesta: - " regálame entonces la luna ".
Tere García Ahued

viernes, 28 de septiembre de 2007

El cheque bebé y los obispos españoles



Han vuelto los obispos a la carga. No le dejan pasar una al gobierno socialista. Todo, o casi todo, lo interpretan de acuerdo a sus criterios, iba a decir de acuerdo a sus pesadillas. Ahora con la decisión gubernativa de aumentar en mil euros la ayuda a las madres que están solas, vienen a decir que con eso el gobierno lo que está haciendo es propaganda en contra del matrimonio y a favor de las uniones de hecho o temporales.

La verdad que se siguen pasando. Que no, que no puede un gobierno, sea cual fuere, dar normativas de acuerdo solamente a los criterios de un grupo religioso, por muy mayoritario que fuese. No solo porque no respetaría a las minorías, sino porque dicho grupo tampoco es tan mayoritario en la práctica vital de cada día.


Otra cosa es discutir por qué esas diferencias. ¿Por qué una mujer por tener un papel que diga que está casada va a recibir menos dinero que la que no tenga ese papel cuando los gastos son los mismos? Pero aprovecharse de esa situación para decir que el gobierno está contra los matrimonios verdaderos, y que los verdaderos son los compuestos de hombre y mujer, indisolubles, para siempre y que hayan pasado por la Iglesia, es realmente una pasada por parte de los obispos.

¿Y qué hacemos con tantas situaciones de hecho que existen en este país que no siguen los requisitos eclesiales? ¿Los expulsamos del país? ¿Les condenamos a trabajos forzados? O ¿sería mejor ignorarlos, sufran los que sufran? Por muy obispos que sean, no han entendido que el sábado está para el hombre y no al revés, que las normas son para las personas y no las personas para las normas. No han comprendido lo que significa la igualdad entre las personas, los grupos y los pueblos. Tal vez porque no han entendido lo de la fraternidad. Y esto sí que sería grave solo pensarlo, pues equivaldría a decir que no han entendido el mensaje que de pequeños nos enseñaron en la escuela sobre lo que decía el Evangelio.


Mejor les vendría poner orden en su casa radiofónica de la COPE, donde no es precisamente ejemplo de igualdad, y de respeto a las diferencias lo que están dando.

viernes, 21 de septiembre de 2007

El futuro es la paz



Un día
los jóvenes aprenderán palabras
que no comprenderán

Los niños de la India preguntarán :
¿qué es el hambre?

Los niños de Alabama preguntarán:
¿qué es la segregación racial?

Los niños de Hiroshima se asombrarán
¿qué es la bomba atómica?

Y los niños en la escuela preguntarán
¿qué es la guerra?

Tú les responderás, tú les dirás:
son palabras que no se usan
como las diligencias, las galeras o la esclavitud
Palabras que ya nada quieren decir
Es por eso que se las ha retirado del diccionario.

Martin Luther King

martes, 18 de septiembre de 2007

Escucha tu voz interior



Escucha Tu Voz Interior
No importa donde estés,ni lo que te digan que debes hacer. Siempre que tengas una duda, descansa un momento y escuchalo que te dice tu voz interior.

No te apresures en tu camino, ni sigas los pasos de otros. Siéntate y descansa un momento y escucha tu voz interior.

Esta es la voz que te busca y guía. El mejor consejo que puedes escuchar. Trae pureza a tus sentimientos y te da la libertad de ser realmente la persona que quieres ser.

Recuerda: Todas las respuestas que buscas las tienes encerradas en tu limpia y pura voz interior.

Hacemos una vasija de un pedazo de arcilla: y es el espacio vacío en el interior de la vasija lo que la hace útil. Hacemos puertas y ventanas para una estancia; y son esos espacios vacíos los que la hacen habitable. Así, mientras que lo tangible posee cualidades, es lo intangible lo que lo hace útil.

Lao-Tsé


domingo, 16 de septiembre de 2007

Amanecer de muertes




Amanecer de muertes
Antonio Morales Méndez *

A la opulenta Europa le sale muy caro el Frontex y ha ido, poco a poco, reduciendo los escasos medios que se pusieron en marcha en su día para intentar frenar las salidas desesperadas, casi suicidas, de miles de africanos desde el Continente hacia Canarias.

La burocracia española – y las prioridades de los gobernantes de uno y otro color - han ido posponiendo la instalación urgente y necesaria de los servicios de vigilancia costeros para detectar la llegada de pateras y cayucos y así evitar la muerte de tantos hombres y mujeres que buscan un destino menos duro. Un Servicio Integral de Vigilancia Exterior ambulante, sin medios y, por tanto, sin efectividad y el retraso en la instalación de una red de SIVES en todo el litoral se ha ido justificando por distintas razones; el de Arinaga en concreto porque la antena se tenía que instalar en un Espacio Natural Protegido y eso está prohibido en el Plan Especial que lo regula. Como si no fuera mucho más importante salvar una sola vida.
En España el PSOE y el PP, y aquí en Canarias el PSOE y CC-PP, andan todo el día cruzándose acusaciones de responsabilidades, o irresponsabilidades, competencias, o incompetencias¬, en torno al complejo fenómeno de la inmigración, y mientras…más llegadas y más muertes.
Ni el acuerdo de los Quince, ni el Nuevo Partenariado para el Desarrollo de África, ni la Cumbre de Monterrey, ni el chantaje del Sáhara, ni las pomposas declaraciones de las grandes potencias sobre la urgencia de actuar en África, sabe Dios de que manera, ni las frustrantes acciones diplomáticas, ni… Nada ha conseguido frenar las oleadas de desesperados que se lanzan a la mar en busca de un mundo mejor para ellos y sus familias.
Probablemente no sean conscientes de que, si llegan a desembarcar aquí, en este primer mundo, desde ese mismo momento, su esperanza de vida aumenta en casi cuarenta años y aún así, sólo buscan afanosamente poder ahorrar unos euros para ofrecerle otra vida a sus padres, hermanos, esposas e hijos que dejan en los brazos de la miseria del Continente.
Sí que son plenamente conscientes de que el riesgo de perder la vida es muy grande y que muchos de los que forman parte de ese colectivo humano de mil quinientos millones de personas que vive en la pobreza más absoluta, acaban quedándose en el mar para siempre, o descansando definitivamente en cualquiera de las playas de esta tierra nuestra, testigos también de la salida de canarios buscando otra vida o de la muerte de otros, como muchos majoreros que morían en el litoral de Arinaga después de llegar hasta aquí en paupérrimas barquillas huyendo de la hambruna y la peste. Si, son conscientes, pero si no mueren en el intento, volverán a arriesgar su vida una y otra vez.
Y lo que debe ser un aldabonazo sobre nuestras conciencias, se está convirtiendo en una penosa rutina. Nos estamos acostumbrando a recibir noticias de naufragios y muertes cada día sin darle mayor importancia. Y hay quienes cuestionan que se declare un día de luto en un municipio.
El pasado viernes fallecían diez inmigrantes en el Risco Verde, en Arinaga. El espectáculo era sobrecogedor. Una hilera de hombres jóvenes, con apenas treinta o cuarenta euros en sus bolsillos, algunos con billetes para seguir el viaje hacia otras latitudes, con direcciones de esperanza atadas a su cuello, yacían horas y horas en aquel espacio cubiertos por unas sábanas, en la más absoluta de las soledades. Por allí no aparecieron embajadores, ni cónsules, ni responsables institucionales del Estado o de la Comunidad. El levantamiento de los cadáveres no se hizo hasta casi ocho horas después…y ahora, a esperar tres meses a que alguien los reclame y si nadie lo hace, pasado ese tiempo, se procederá a enterrarlos en el más cruel de los anonimatos.
¿Habría sucedido todo de la misma manera si las muertes se hubieran producido por el accidente de una guagua de alemanes, por ejemplo? Y sin embargo, estos muertos también tenían un nombre y una familia, que quedó sufriendo conocedora del riesgo que corrían sus seres queridos y que, posiblemente, ahora estén esperando sus noticias.
Venían huyendo del hambre, el desempleo, la miseria, la violencia, las dictaduras opresoras y corruptas…pero a nosotros nos suena muy lejano, aunque quede a la vuelta de la esquina, el que cada día mueran de hambre treinta y cinco mil niños; que catorce millones de niños menores de cinco años mueran anualmente. Nos deja indiferentes muchas veces el que más de veinte millones de niños abandonen sus hogares a causa de la guerra; que tres mil millones de personas, la mitad de los habitantes de la Tierra, vivan con menos de dos euros diarios; que ochocientos cuarenta millones de personas en todo el mundo no dispongan de alimentos suficientes y que novecientos millones, trescientos de ellos niños, pasen hambre.
Aunque esté pasando aquí al lado, apenas nos llega el eco de que cuatro mil personas mueren de hambre cada hora; que cada día ocho mil personas se ven obligadas a huir de sus hogares; que entre trescientos mil y quinientos mil niños son forzados a luchar en guerras o que cada año mueren en el mundo veintiún millones de seres humanos por hambre o enfermedades derivadas de la falta de agua potable.
¿No es legítimo que huyan? ¿No es legítimo que quieran llegar hasta aquí? Aunque terminen muriendo en una playa cualquiera de este primer mundo. Anónimamente. En silencio. Clareando.
(*) Alcalde de Agüimes

lunes, 10 de septiembre de 2007

Cosecha de otoño con sabor a injusticia



Frente al campo sembrado, esperando el momento de la cosecha, comienza a sentirse el otoño y puede verse volar a las aves matutinas, abriéndose paso entre la humedad formando neblina sobre los trigales madurando. Atardece, anochece y entonces se escucha el gran concierto de insectos que parece que se saben muy bien sus notas.

Entonces todo esto nos recuerda los ciclos, las estaciones y el transcurrir de la vida. Tiempos de siembra y tiempos de cosecha. ¿ Qué sabor tendrá el trigo de esta estación ?. Las tormentas tropicales llegan a los campos con sabor a huracán. Y sin excepción, este campo generoso, sabrá a lluvia, aire y estruendosos relámpagos. Pero una cierta acidez se percibe porque sabrá también a injusticia, a corrupción desentendida, a olvido de aquellos que menos tienen y en albergues lloran sus pérdidas.

Para algunos la bendición del agua en sus tierras secas, para otros el exceso doliente arrancando de vuelta sus frágiles raíces. ¿ Tendremos valor para no sentir que las tormentas que nos llegan debilitadas, antes destruyeron poblaciones a su paso?.

El planeta se ha tomado en serio hacer su protesta. En esta temporada natural de huracanes, no se esperó que tendríamos dos muy fuertes. Cuánta reflexión debemos hacer sobre nuestro paso por el espacio de tierra que ocupamos. No se trata de ajuste de cuentas de la sabia naturaleza ni de su Creador, sin embargo creo que son más firmes las alertas y avisos de la inconsciente destrucción. Comienzan a cobrar altas facturas, la tierra, el aire, el agua y la vida.

Afortunadamente todavía queda un punto a favor, y es la ayuda humanitaria que los países hacen a los más afectados. Dejando de largo por momentos las diferencias, se unen por sus hermanos, los olvidados por las políticas gubernamentales, aquellos que son noticia mientras se pasa de la tempestad a la calma. Entonces vuelven a ser abandonados. ¿ Hasta cuándo?.

Tere García Ahued.

domingo, 9 de septiembre de 2007

¡No me etiquetes!




Pasamos la vida reforzando el pegamento de cada una de las etiquetas que otros nos han ido pegando al cuerpo y a la mente. Se nos adhieren como un gran tatuaje externo e interno. Otros lo hacen, pero nosotros lo permitimos.

" No pudiste, no puedes, no podrás ".
" No fuiste, no eres, no serás ".

Para cuando nos damos cuenta, nos lo hemos creído todo y somos incapaces de parar la cadena de desencantos a la que una autoestima baja nos condujo.

Se despegan un poco, pero no tenemos el valor, aprovechando la oportunidad, de arrancarlas de un tirón. Entonces por instinto, volvemos a poner los elementos que nos las adhieren con más fuerza.

Debe existir un momento en el que tocando fondo, nos decidamos a no permitir más esas etiquetas que otros, actuando y hablando en base a sus heridas, quieren poner en nosotros.

Somos más mente que otra cosa, y gravitamos en dirección de nuestros pensamientos dominantes. Entonces se recibe lo que se espera, se atrae lo que se teme y nunca valoramos el poder que tienen las palabras.

Siempre existe resistencia al cambio, tal vez porque lo que se vive es lo único que se conoce. Pero en la medida que desprendamos una a una las etiquetas que llevamos tan unidas a lo que somos, dejaremos espacios libres para nuevos acuerdos. Estos que son aceptados porque los hemos puesto nosotros mismos, tras el ensayo y error.

" La vida cambia cuando nosotros cambiamos ". Las palabras con las que otros nos etiquetan, entran a nuestra mente y cambian por entero nuestra autoimagen, pero podemos a su vez romper el hechizo cuando en definitiva luchemos por no permitirlo más.

Tere García Ahued

sábado, 8 de septiembre de 2007

Emociones y recuerdos sensoriales




Emociones sensoriales agolpadas de pronto en mi cabeza, quieren salir y ser plasmadas por escrito, como garantizando una permanencia, para no ser archivadas en el olvido.

Y entonces les digo: " salgan ", y comienzan los colores a tomar el primer sitio. Rojo sangre, azul cielo, amarillo canario, verde oliva, café chocolate, blanco leche. Surgen en mi mente y se unen formando un arco iris, pero dejan de ser simples tonalidades y les adjunto un calificativo. Cada persona les pondrá el suyo, cada quien mirará con sus propios ojos y tal vez el verde no sea oliva, sino verde limón.

Olores que se quedan grabados en la memoria. Aromas a maderas, flores frescas, perejil, eucalipto, tabaco o pan recién horneado. Basta volver a estar en contacto con ellos, para que las emociones que en sus momentos hicieron posible ese archivo mental, surjan en una sensación comenzando en la punta de la nariz y terminando en recorrido hasta el corazón.

Y piden ahora turno los sabores. Se conjugan queriendo formar una nueva receta. Dulce, salado y amargo, como la vida misma. Cuestión de saber combinar especias. Fresa, tomate, albahaca y pimienta. Caramelos, café turco y zumo de naranja. Secretos de almas sensibles que transmiten sentimientos con elementos que pueden llevarse también muy guardados en la memoria.

Interrumpe mi viaje sensorial el silbato del tren, y dando paso a éste, se abren camino los demás. Armoniosos, al mismo tiempo, salen nuevamente de mi memoria. Cantos de aves, melodía que nos recuerda el primer amor, voces de la infancia, olas acariciando la playa y agua cayendo sobre rocas en cascada.

Entonces toco con ambas manos mi cara, me alegro de sentirme viva y que lleve este bagaje de emociones sensoriales a cuestas. Tocar, es el último de los sentidos y este día tocaré con mis dedos a todo aquello que quiero, necesito hacer hoy un nuevo apartado mental.

¿ El último de los sentidos dije ?. No, las mujeres tenemos un sexto sentido más. Pero claro, ¡ eso es otra historia !.

Tere García Ahued

lunes, 3 de septiembre de 2007

Esas cosas... no morirán jamás


Todo lo puro, luminoso y bello que nos conmovió en la joven edad, los momentos de oración silenciosa, los instantes de amor y de verdad; la nostalgia de algo perdido, los sueños que el alma suele brindar. La lucha por mejores ideales…
Esas cosas no morirán jamás.
La tímida mano que se extiende a ayudar al hermano que ha caído, la palabra amable y consoladora que demuestra al verdadero amigo; el pedido de clemencia suavemente pronunciado cuando la justicia amenaza con golpear. El lamento de un contrito corazón…
Esas cosas no morirán jamás.
Nada descuides, pues toda mano ha dejado de trabajar con esmero. No pierdas la oportunidad de invocar el amor. Se firme, justo y sincero, y así una luz imperdurable desde lo alto te habrá de iluminar, y voces de Ángeles oirás decir:Esas cosas no morirán jamás.
Charles Dickens