viernes, 30 de noviembre de 2007

Impulsa el cambio




Impulsá el cambio
(Por Julio Andrés Pagano)
Ten en cuenta estas palabras. Puede que parezcan simples. Son revolucionarias si tocan tu corazón. Juntos podemos cimentar una Tierra más humana. La transformación sucede cuando unimos nuestras almas en la luz de la consciencia. ¿Acaso temés por el futuro de los tuyos? Te irás en paz si ayudaste a co-crear un mundo sin fronteras, en donde fluya el amor. No te distraigas. Impulsá el cambio.
Hacé una pausa. Reflexioná. De qué valdría tanto esfuerzo en dejarle a tu familia un capital de respaldo, si sólo le serviría para vivir en entornos viciados, con miedo a los robos, los secuestros y la violencia social. Puede que tal vez contraten una mejor vigilancia privada o tengan casas-cárceles más cómodas y confortables. Eso no sería vivir. Sería sobrevivir en el mejor de los casos. Hay tarea por hacer.
Algún día partirás. El proceso de evolución así lo requiere. Otro sería el panorama si tendrías la certeza que, vayan donde vayan, los que amás serán recibidos por “seres humanos” que les transmitirán valores, los ayudarán a crecer en el amor y les enseñarán a buscar su propio camino de vida, centrados en el corazón. No es una utopía. Recordalo. Se construye con la firme determinación de trascender nuestro egoísmo. Humanizar es la clave.
Nunca olvides sentir tu voz interior. No cedas ante la presión de la burla, ni permitas que la indiferencia tuerza tu rumbo. Una y otra vez, da siempre lo mejor de vos. Alentá a que otros se atrevan y cambien. Ayudá a que comprendan que las fronteras externas son proyecciones de nuestras limitaciones internas. Viniste a trazar nuevos caminos, vibrando en la frecuencia del Espíritu. Honro tu misión.
Cuando llegue el momento, sonreirás al ver tantas manos amigas y corazones abiertos cruzando en tu sendero de regreso al Hogar. Partirás en calma. Gozoso. Internamente sabrás que la tarea estará cumplida. Ese será el instante más sublime que hayas experimentado en el mundo de las formas. Continuá sembrando. No te detengas.

jueves, 29 de noviembre de 2007

La inmigración, un derecho



Hace poco tiempo en el blog hermano “Bajo mi lenguaje” colgué un texto sobre el aporte de los inmigrantes a la economía española de acuerdo a un estudio de un eminente economista español, con el título “La inmigración es positiva para la economía en Canarias”.

Un buen amigo bloggero, Jonathan, escribió un comentario refiriéndose a que no le agradaba mucho que la inmigración se vinculara a la economía. Y no dejo de reconocer que tiene toda la razón. Es una visión instrumentalizadora de la inmigración, los necesitamos para cubrir nuestras bajas pensiones en el futuro dado el envejecimiento de la población. Podría ser la traducción que hay en el fondo de estas vinculaciones.

No es ir contra mi mismo, puesto que también esos datos son verdaderos. Pero sí que tiene razón Jonathan en que la inmigración es algo más serio e intenso. Es el derecho que todo ser humano tiene a moverse de sitio, a fijar su residencia donde le plazca, donde quiera. Es lo que plantea el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: todo ser humano tiene derecho a migrar. Y no especifica las razones. No harían falta más leyes de extranjería en todos aquellos países que hayan ratificado ese derecho. Como también sería interesante tener derecho a no migrar, es decir a no tener necesidad de irse a otro sitio para buscarse la vida o lo que es mas fuerte para salvarla. El derecho a que se acaben las causas que hacen necesario tantos y tantos movimientos migratorios en nuestro planeta. Y que cuando nos movamos de sitio sea simplemente por el placer de movernos. Ser ciudadanos, no inmigrantes.

Por eso también considero que a los italianos, franceses y resto de europeos no debemos llamarle inmigrantes en España, como tampoco a nosotros en sus países. Tanto tiempo suspirando por ser ciudadanos del mundo, y cuando hemos conseguido ser ciudadanos comunitarios seguimos con las antiguas concepciones de inmigrante, que en definitiva no es más que un adjetivo frente al sustantivo de ciudadanos.


martes, 27 de noviembre de 2007

Sigue el silencio ante el Sahara



Sigue siendo lo del Sahara una asignatura pendiente. Y así parece que será por los siglos de los siglos. Al igual que Palestina. Desde 1975 el pueblo saharaui se siente acosado y como exterminado. Cárceles y torturas han sido, según muchos testimonios, el pan nuestro de cada día.

En el 2005 comienza una resistencia activa por parte de muchos que todavía siguen viviendo en los territorios ocupados, provincias del Sur según el gobierno de Marruecos. Y la represión continúa vigente. Abogados españoles han sido testigos de juicios con cargo sin defensa apropiada.

Y todo ello delante de la Minurso, organismo de las Naciones Unidas que aún está presente, para garantizar un proceso político en paz y con normalidad hasta que se tomen las decisiones oportunas. Pero la primera decisión política tomada por las Naciones Unidas fue el reconocimiento al derecho de autodeterminación de dicho pueblo, que ahora se cambia por el concepto de una autonomía amplia. Marruecos se niega a todo lo que no sea su propuesta. Los saharauis agrupados con el Frente POLISARIO también se niegan a todo lo que sea que ellos no puedan decidir sobre su propio destino.

Mientras hace pocos días el ministro Moratinos denunció ante el Parlamento Español la violación de los derechos humanos en Birmania pidiendo la liberación de los presos políticos. Pero no se ha pronunciado con la misma firmeza en cuanto a la existencia de otros más cercanos geográficamente, y prácticamente vecinos nuestros, y a cuyo pueblo España le debe mucha riqueza de los trabajadores que allí convivían antes de 1975. Será por eso por lo que casi todos los saharauis valoran y aprecian a Franco, porque en su tiempo no se plegó a las peticiones del gobierno marroquí.

Es normal que los que conviven en las zonas ocupadas duerman con miedo. Es normal que todos vivan esta situación con angustia, cuando no solo su futuro sigue amenazado sino también su presente.

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿Quién muere?



¿Quien Muere?

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandonando un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

Pablo Neruda

sábado, 24 de noviembre de 2007

Perfecta hoja blanca



Enfáticamente levanta los brazos y abre los dedos dejando al aire traspasar entre ellos. La oportunidad toca a su puerta y abriéndola de par en par le permite pasar. Ya no resta días a su vida, sino los suma a sus años. Es demasiado bonito vivir para desperdiciarse encerrado en su propia prisión. Hoy deja a sus sentidos volar para encontrarse con el universo que lo conecta de nuevo a la esperanza.

Los momentos mágicos ya no ocurren solo en las leyendas y novelas, se apodera entonces de lo que siempre le ha pertenecido, y deja que la imaginación le arrastre a cualquier paraíso, enriqueciendo con su fe cada paso que da con su nueva manera de caminar por el sendero recién descubierto.

Tesoros al final del arcoiris, hadas y duendes se quedan en su imaginación del pasado, en esas historias de alcoba infantil. Abre el espeso y aterciopelado cortinaje que ha acumulado gruesas capas de polvo irrespirable para dejar entrar la luz y el aire fresco de sus todavía años mozos.

La nueva historia es más rica en sensaciones adultas, y va forjando un camino deseando que coincida con el destino marcado. Como en los cuentos tendrá un final feliz porque dispone su mente a ello, porque rechaza todo hechizo que mientras esté en sus manos pueda alejar de su camino.

Por eso abre sus manos y levanta los brazos de cara al viento, para sentir que le cubre todo el cuerpo y llenarse de esa fuerza natural. Hoy renace en otra historia, continúa escribiendo, pero esta vez ha cerrado el viejo libro, trazando en uno nuevo entintadas letras en perfecta hoja blanca.

Tere García Ahued.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Si...

Si...

Si abrigas un bello pensamiento no te quedes con él, manifiéstalo.
Si tienes oportunidad de componer un poema, escríbelo y obséquialo.
Si deseas cantar una canción, cántala y se feliz.
Si unas lágrimas asoman a tus ojos, déjalas brotar, desahógate.
Si te viene el deseo de reír, ríe y contagia tu alegría.
Si ansías tener algo y puedes poseerlo, adquiérelo y disfrútalo.
Si puedes brindar ayuda a un semejante, dale toda, no te limites.
Si vas a dar un consejo, mejor sugiere, para no equivocarte.
Si tienes animales no los maltrates, protégelos.
Si anhelas un mundo más hermoso, cuida tu naturaleza.
Si hay un niño a quien puedes educar, cuídalo hasta hacerlo hombre.
Si tienes sueños, hazlos realidad esforzándote más y siendo digno.
Si en verdad quieres ser feliz, ésta es la formula:
¡Se auténtico! ¡Se natural! ¡Se sincero! ¡Se bondadoso! ¡Se genuino!
¡Bríndate un tiempo para que seas feliz!

Luis Zuñiga.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Por una nueva sociedad


POR UNA NUEVA SOCIEDAD



Desde las primicias de los tiempos el gesto espontáneo,
cuidadoso, define un pueblo,
su entrega humilde, asaz,
lo hace rápido en ser para los demás un mundo nuevo.

Cabe al Hombre definir sus propósitos,
mostrarse gentil y cordial a cada paso,
que siendo suyo en los otros son depósitos
con que acogerán ciertos en su regazo.

La demanda es sólo una,
la paz la sal frontera;
empeñarnos por ella nunca es por demás,
para que así vivamos la vida duradera.

Pero hay que luchar ya,
por las criaturas nuestras,
protegemos altruístas los animales nuestros,
seremos en los otros las esperanzas nuestras.

Jorge Humberto10/11/07

sábado, 3 de noviembre de 2007

Dicen los viejos que...



Dicen los viejos
Sandra Rodríguez Vázquez *
http://www.canariasahora.es/opinion/1560/
02 11 07

Dicen los viejos que en este país hubo una guerra...Intro de la canción Libertad sin ira (Baladés/Herrero, 1976), del grupo Jarcha
El pasado miércoles se aprobó en el Congreso la Ley “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”, afamada como la Ley de memoria histórica. Sin poder entrar por ahora en el debido reposado análisis de su contenido, las siempre respetables críticas y alabanzas de las que ha venido siendo objeto se argumentan, sobre todo, desde la cuestión de su necesidad y oportunidad. Para arbitrar este debate es difícil incluso convenir sobre quién sería un juez justo: quienes, de uno u otro lado, vivieron la persecución o violencia, o quienes sólo han sabido de ello como hecho histórico. Entre estos últimos, quienes tomamos conciencia de nosotros mismos ya en democracia, hemos sabido de aquella guerra civil, que afortunadamente no hemos sentido como causa directa de nuestros males y alegrías. Sin embargo, sobreviven motivos para hacernos pensar; ejercicio éste tan poco recomendado en los tiempos que corren.


Se observa que todavía hay quienes con pasión y emoción siguen reclamando la rehabilitación, propia o de los suyos, condenados como delincuentes por sus contrarios; hay quienes con los mismos sentimientos no han dejado de recordar a sus víctimas de cualquiera de los bandos por las crueldades padecidas que ni siquiera un escenario de guerra puede justificar, sobre todo por quienes tampoco aceptamos justificar guerra alguna. Pues ninguno quiere conformarse con la razón de la irracionalidad de las guerras y la cataplasma del olvido.

Y se hacen oír en el silencio que quieren imponer los que recomiendan reducir esa memoria al ámbito de lo privado, mientras por doquier señorean para los vencedores símbolos y homenajes, en nombres de avenidas y calles, monumentos, honores personales y familiares, pazos y negocios.

Como digo, pensando, sobre aquéllo tan lejano y ésto tan próximo, se cae en la cuenta que quizás el lenguaje también tuvo vencedores y vencidos. Un golpe de Estado militar contra el poder democráticamente instituido, se convirtió, hasta para los historiadores menos parciales, en una guerra civil; con la consiguiente equiparación de los dos bandos a los que fueron arrastrados a enfrentarse, queriéndolo o no, cuantos aquí convivían. Fue fácil entonces encontrar poderosas razones para los excesos, la crueldad y la deshumanización, cuyas cuentas frecuentemente se quieren confundir con la razón primera de los unos y de los otros: la fuerza de las armas o la debilidad de la democracia.

Esa desgracia histórica no puede ser cerrada con el olvido; ni siquiera con el perdón absoluto. Sería éste un pilar de barro para el futuro de todos. En democracia nos venimos acostumbrando a que las contiendas se resuelvan con la justicia humana, ya que la justicia divina no nos revela sus verdaderos arreglos. Parece que quienes siguen reclamando aquélla, la humana, se conformarían con que se les aplique a los inocentes que como delincuentes fueron condenados; aunque, de momento, sólo se les ofrece desprender del indebido honor a quienes aunque delincuentes fueron honrados. Seguramente, con la aplicación de esta justicia humana, la mirada de todos al futuro sea completamente limpia, tranquila y sin rencor*
Sandra Rodríguez Vázquez es abogada y miembro de la Ejecutiva Regional del PSC

viernes, 2 de noviembre de 2007

Poema del fracaso


Poema del fracaso

Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema,
que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer;Quería aprisionar un alma en un poema,
y que viviera siempre...
Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, silenció su latido,
y en plena lozanía se sintió envejecer;
Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido
y morir recordando...
Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, soñó un sueño sonoro,
en un fugaz anhelo de gloria y de poder;
Subió la escalinata de un palacio de oro
y quiso abrir las puertas...
Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,
por vivir plenamente la fiebre del placer;
Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,
un goce para el solo...
Pero no pudo ser.

Y hoy llegas tu a mi vida, con tu sonrisa clara,
con tu sonrisa clara, que es un amanecer;
y ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,
quiero vivir mi sueño...
Pero no puede ser.

Y he de decirte adiós para siempre, querida,
sabiendo que te alejas para nunca volver,
Quisiera retenerte para toda la vida...
Pero no puede ser!
Pero no puede ser!
Josè Angel Buesa