domingo, 30 de noviembre de 2008

El motivo real de la Navidad



El motivo real de la Navidad.

Me lleno de alegría cuando se acercan las festividades de Navidad y Año Nuevo. La ciudad entra en una sintonía especial de luces y colores. No sé si huela de verdad o es mi ilusión, a turrones, peladillas, cacahuates, cañas de azúcar, frutas secas, bosque encapsulado en las ramas de los pinos decorando las casas, pasteles con leche condensada, nueces y cerezas.

Las noches son brillantes ante tantos despliegues de iluminación navideña entre comercios, calles y colonias. Villancicos se escuchan ya en los supermercados, las figuras del Nacimiento se disponen en colchas de heno y musgo, mirando pasar los días que lleguen a la fecha y se coloque al Niño Jesús en el pesebre.
También destaca papá Noel, atractivos juguetes, regalos y envolturas tan preciosas que se podrían enmarcar. Hace frío, la gente se abriga y hay más elegancia que en la ropa veraniega.

Ya comienzan a hacerse planes para las reuniones familiares, intercambios y los platillos que han de aportarse a la gran cena donde se juntan padres, hijos, nietos, amigos y quién quiera unirse a la noche donde se olvidan los malentendidos y diferencias.

Hay alboroto con muchos días de anticipación, preparativos, listas de compras, etc. Precisamente hoy coloqué en el ventanal de la sala, todas las figuras del Nacimiento, algunas estrellas en diferentes niveles y la serie con foquitos blancos que iluminará el cuadro a manera de aparador. En el árbol del jardín, adornos, esferas, focos de colores y al pie de este, cajas de madera en varios tamaños, pintadas a mano, simulando que dentro tienen regalos.

Todo esto es mágico, hermoso, pero debemos hacer una pausa y reflexionar. El motivo de tan feliz fiesta es porque nace Jesús, no porque Papá Noel entrará fugitivo a dejar juguetes a los pequeños. El motivo es lo que nos representa celebrar cada año esta fecha, que por eso nos reunimos en familia a conmemorar este hecho y que disfrutando mucho y me parece fabuloso que nos demos regalos, que comamos los platillos que cada familia y país acostumbre, no olvidemos que puede ser un buen momento para reconciliarse, para pretender un cambio en las cosas que no hemos hecho lo correcto, en hacer propósitos objetivos, pero también en disponernos con hechos. Siempre hay alguien que tiene hambre, frío, que está enfermo. Aquí es dónde tendrá un valor agregado si podemos ayudar, si de corazón hacemos algo, pequeño, grande, pero bien intencionado.

Y bueno, después de pensar un poco en esto y en lo que haré al respecto, me consiento tras haber decorado la casa con motivos de Navidad y me dispongo a saborear una peladilla, sentada en la sala, mirando el pesebre y agradeciendo por todo.

Tere García Ahued.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

De blogs y blogueros



Lo que aquí comentamos y expresamos, lo que se relata y se dice en otros blogs hermanos tiene mucho que ver con ilusiones, con sentimientos positivos, con ganas de hacer las cosas de otra forma. Es como si juntos nos pusiéramos a soñar, sin dejar de estar despiertos.

Hoy solo quería expresar mi asentimiento a esta manera de ver las cosas, porque el seguir juntos en tareas comunes ayuda a seguir descubriendo que no es un absurdo este mundo, a veces sinsentido en propuestas contrarias de unos contra otros, con obsesiones fijas en el pensamiento de cada uno olvidándonos de lo que piensan los otros. Y máxime cuando estamos coordinados, iba a decir dirigidos, por partidos políticos donde cada uno niega lo que dice el otro y miente sobre aquello que ha escuchado del adversario.

Es bueno que los blogueros sigamos escribiendo y expresándonos, así vamos rompiendo ese mundo de silencios que hemos ido creando, donde parece que la gente no tiene nombre ni apellidos y la rutina domina en las calles. Juntos podemos construir un mundo con espejos donde poder mirarnos y descubrir los reflejos positivos de cada persona, de cada colectivo, de cada grupo. Que se vayan lejos los mundos solos, llenos de sombras y con tristezas. Hagamos posible entre todos que el alma siga habitando en los cuerpos.

martes, 25 de noviembre de 2008

Carta a Barak Obama



A BARACK OBAMA


Querido Barack Obama:

No soy más que un pobre franciscano perdido entre espinos y peñas que a veces florecen. Pero la inmensa ola de simpatía planetaria que Ud. ha despertado me arrastra también a mí y me permito escribirle. Sepa que también los petirrojos de Arantzazu le cantan maravillosamente, como sólo cantan cuando el otoño es más bello.

Sr. Barack Obama, nos gusta su nombre. Obama es un nombre redondo, nos llena la boca y el alma. Nos suena a queja y canto del África ancestral, y en ellos reconocemos nuestros orígenes humanos. Y Barack es un nombre árabe que significa "bendito" o "bendición" o "suerte". Barack Obama: ¡qué hermoso es su nombre!

¡Y qué hermosa es su piel! Dice el Talmud judío que el Bendito, al crear al ser humano -que aún sigue creando, a pura fuerza de modelar y acariciar nuestro barro- mezcló las arcillas de todas las tierras (que aún no eran "países"), para que los humanos se hallaran en casa allí donde se hallaran. Luego sabemos cómo han cambiado las cosas con las fronteras. ¿Quién levantó las fronteras? Su hermosa piel las trastorna y desmiente; su piel es testigo de las muchas tierras de las que es hijo: de la Kenia de su padre negro, de la Norteamérica de su madre blanca, del Hawai de su nacimiento, de la Indonesia de su crianza. Su piel no es bronceada, es negra y es a la vez de todos los colores de la tierra. ¡Cómo nos gusta el color de su piel!

Sr. Obama, también nos gusta su palabra. Sentimos que en sus labios recupera la palabra su verdad originaria, se hace fiable, se vuelve creadora. Nace de dentro y nos llega hasta dentro, aunque sepamos poco inglés. Cuando Ud. nos dice que es preciso crear otro mundo, nosotros le creemos, y nos parece estar escuchando al Misterioso Creador en permanente acto de inventar y pronunciar el mundo como bendición y morada. Otro mundo, señor presidente, pues este mundo está malogrado, o muy malcreado.

Sr. Barack Obama. La humanidad entera está profundamente necesitada de autoestima y confianza, y Ud. se la ha devuelto. Sólo por eso, ya le queremos. Pero déjenos decirle que nuestra confianza es muy frágil, y necesita ser sostenida cada día, palabra a palabra, gesto a gesto, decreto a decreto. ¡No nos defraude, por favor! No permita que tengan razón quienes le tachan de "conservador populista o populista conservador" (J. Petras). Y permítanos decirle algunas cosas que en su hermosa talla humana no nos gustan tanto y nos causan inquietud. Por ejemplo, nos duele y preocupa que Ud. siga defendiendo la pena de muerte. ¿No le parece que ya hay en el mundo demasiada condena a muerte? ¿No le parece que si dividimos la humanidad entre justos y culpables, y condenamos a los culpables, todos acabaremos condenados y muertos?

También nos preocupan sus declaraciones sobre el derecho de EEUU a intervenir unilateralmente en el mundo para defender sus intereses. ¿No le parece que su historia y su piel dibujan otro mundo y aconsejan otra política? Necesitábamos reconciliarnos con ese gran pueblo hecho de muchas arcillas que son los Estados Unidos de América, y Ud. nos ha reconciliado, y nos sentimos mejor. No nos defraude, por favor, no permita que vuelva a reinar la pesadilla del poder de unos aplastando a otros, la pesadilla del terror en espiral. Su pueblo es nuestro pueblo. Todos los pueblos son su pueblo.

Por eso, nos atrevemos también a pedirle que, de ahora en adelante, no termine sus hermosos discursos diciendo "Dios bendiga a América", para no herir a Dios y no humillar a los otros pueblos. Siga invocando la bendición, siga invocando al Bendito, pero no para unos contra otros, pues eso es la mayor contradicción con la bendición y el Bendito. Le sugerimos que concluya sus bellos discursos diciendo: "Dios nos bendiga, Dios nos bendice. Todos los pueblos son pueblos benditos de Dios. Que la bendición llegue a todos. Que nosotros bendigamos a todos los pueblos, y a todas las ballenas y a todos los vivientes, para que Dios sea bendición universal, pues no puede haber otro Dios, ni otra América, ni otro planeta de Dios". Y no olvide que los tres millones de habitantes de su ciudad Chicago consumen tanto como los noventa y siete millones de Bangladesh. No puede haber bendición para unos si no la hay para otros. Eso sucedía en las viejas historias del Antiguo Testamento, pero hoy no puede suceder. O hay bendición para todos o no la hay para nadie. ¿Y cómo haremos para que la vida sea bendición para todos?

Querido Sr. Obama, sea Barack para toda la tierra. Le necesitamos. Juntos, ¡sí, podemos! Yes, we can. Le deseamos paz y bien.

José Arregi

domingo, 23 de noviembre de 2008

El otoño en bicicleta




Es travieso el clima en otoño. Enfría mi rostro desnudo y confiado, y guarda calor para mis interiores en desasosiego.

El paisaje cruje bajo las ruedas de mi bicicleta. El tiempo choca en mis ropas como jirones de pelo salvaje que intento quitarme con la mano diestra. Llevo a Noviembre en el manillar, al lado de los timbres, en una bolsa blanca de camiseta.

Los pensamientos son vagabundos que piden limosna en mi cabeza y se llevan mi atención para comprarse un cartón de vino. El cielo está enojado, y la gente que pasa bajo su piel ni lo mira ni consuela; son solitarios los cielos del otoño.

Mientras pedaleo voy recordando cosas de ayer y posibles cosas de mañana, tan desconocidas como el destino. Las ruedas dan vueltas como el mundo, dan vueltas con mi esfuerzo, tal vez sea importante mi presencia en esta tierra.

Vuelvo a casa mientras voy enrollando las calles, plegando las fachadas de los edificios, cerrando hasta la mañana siguiente las ventanas de los ojos que siempre me siguen, sin apartar la mirada, cuando voy en bicicleta.


PEDRO PABLO DIAZ ESPADAS

miércoles, 19 de noviembre de 2008

La batalla interior



Creo que me estoy convirtiendo en un hombre gris, pero aún estoy rodeado de motivos pop, almíbar de los sesenta, hippies, estampados azules, remendados de payaso, retinas irisadas de amor, almas de tejido femenino… ventanas para ser feliz de cualquier modo.

Cuando el nublado de marzo mayea en los cielos que me limitan, un río vertical de bálsamos grises pretende incorporarse al misterioso tráfico que circula por mi organismo. La ilusión que brota sobre mi ánimo como brotan los segundos en un reloj, el tesoro de mi voluntad, mis ganas de vivir, todo se está impregnando, ajeno a mí, de los cirros y cúmulos del desaliento. Pero aún conservo los paragrises que he ido almacenando en la longitud de la vida, los impermeables para la tristeza –intristeables se llaman-, que descansan en los armarios de mi alma.

Me niego a ser un hombre gris. Prefiero ser la púrpura sombra de una mujer embarazada bajo un árbol pleno de cerezas. La oscuridad esperanzadora de un túnel uterino.

Sé lo que voy a hacer: voy a disparar con la mirada y el grito, los soles y la clorofila verde que me dieron en el amor, para ahuyentar la podredumbre de los nubarrones que quieren envolverme con el empuje de un viento fatal.


PEDRO PABLO DÍAZ ESPADAS

martes, 18 de noviembre de 2008

Amigo, ¿estás ahí?



No es necesario que respondas,
porque ya mi corazón me respondió,
el ya te conoce y sabe de tu presencia, de tu pensamiento
y de tu sentir.
Mírame con los ojos del alma que son los que conocen la bondad
y el amor...en ellos no hay engaño solo hay serenidad confianza, fe y paz.
Vuela como las gaviotas que serenas cruzan el espacio
... y acércate a mi.
Si estás triste te daré mi mano para que juntos caminemos
buscando la alegría y cuando la encontremos danzaremos felices...
Le diremos al tiempo que detenga su vuelo para hablar de mil cosas...
caminaremos juntos sin prisas, enfocando siempre la misma dirección.
Me verás a tu lado.
Si tropiezas allí estoy, te apoyarás en mí y verás
que muy pronto te podrás levantar.
Amigo yo sé que estas ahí , no es necesario que hables, también en tu silencio
te puedo comprender...yo escucho tus palabras que ya de tanto escucharlas
se han quedado en mi.
Los amigos son parte y pedazos de vida
que en un momento dado logramos encontrar;
¿dónde? no lo sabemos, ¿cuándo? es difícil pensar.
De pronto están ahí y parece que siempre los hemos conocido,
y se instalan serenos en nuestro corazón y caminan tan cerca
y aunque vivan muy lejos no hay distancia ni olvido
porque así es la amistad, cuidadosa y paciente, sincera
comprensiva, bondadosa y profunda.
¡Amigo! yo sé que estás ahí.

Nelly Guerrero

viernes, 14 de noviembre de 2008

Ella era ella



Un torrente de ideas brincoteaba en su mente cuando una como de rayo le hizo darse cuenta que ella era ella.
Como si no se conociese, comenzó a observar toda aquella nueva y flamante presencia.
Posaba su vista en sus manos que con delicados movimientos le hacían conciente el hecho de saberse renaciendo.
Movía los tobillos en círculos y fue que un escalofrío le hizo suspirar inhalando hasta dejar plenos los pulmones, levantando los brazos y encarando las manos al cielo.

¿ De qué estaba hecha su piel cuando un arrebato de entusiasmo se dejaba notar en ella ?. ¿ Dónde podría ocultar el amor que aún conserva cuando el de él se ha esfumado ?.
Entonces se balancea en aquel columpio de apenas un trozo de madera. Empuja con sus piernas y se le alborota el cabello en rebeldía. Es que no solo su mundo interior protesta. El sol, la luna, el viento y la tierra le acompañan cuando se desgarra por los recuerdos que han perdido el último aliento de esperanza.

Pero se detiene el el breve instante cuando comprende el valor del tiempo y se aferra, se da cuenta que solo tiene un " ahora ".
Se abraza a sí misma para afirmarse en una cosa: se tiene a sí misma y es más fuerte de lo que pensaba.
Siente de nuevo el aire en sus manos aconchadas y abre los dedos dejando filtrar el atardecer que le traerá un mejor mañana.

Tere García Ahued.

martes, 11 de noviembre de 2008

¿Hablamos de tí?



No, no voy a hablar de ti personalmente. Necesitaría un balcón amplio con buenas vistas al mar. Como no lo tengo, intento ordenar las fichas del dominó, para que ninguna se quede fuera de la caja, de manera que cuando juegue con mi nieto no falte alguna. De todas maneras da igual como las ordene. Cuando juego con él, siempre me gana. La derrota por mi parte está garantizada. Mi victoria es verlo saltando de alegría, gritando “campeón, campeón”.

¿Para qué, pues, hablar de ti? Mejor hablemos de los dolores no del parto sino del paro. Cada vez más son este país, no, más bien en este mundo. Hace estar a muchos en vigilia. Es la realidad de cada día. Para hablar de ti necesitaría versos que no sé componer. Mejor hablar de sueños militares, de aquellos que van a otras tierras dicen que en misión humanitaria, y vuelven dormidos para siempre a sus casas. Mejor hablar de Bush, que se metió en Afganistán y en Irak, y llevamos años, y llevamos muertos, y llevamos descalabros y no ha solucionado nada. Mejor hablar de Obama que lo tiene difícil para comenzar a hacer algún que otro milagro. Siempre, sin darnos cuenta, terminamos haciendo referencia al Tío Sam, a quien deseo se libre de gorilas esperpénticos que enseñando sus fauces no le han dado buenos consejos.

No, no quiero hablar de ti, porque no soy poeta. Y así, quejándome de ello, he hablado de otras cosas que no son poemas, o sí. Son el poema de cada día.

sábado, 8 de noviembre de 2008

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nuncano te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvasentonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti

martes, 4 de noviembre de 2008

La mudanza del corazón



Cambiar de residencia trae consigo un fuerte trajín.
Seleccionar lo que podemos llevar, lo que debemos dejar, lo que se adapta al nuevo lugar, lo que hay que reparar, en fin son tantas y tantas cosas… Y uno encuentra lo que hace tiempo se había perdido, y mira con deseos de llevarse lo que le trae algún recuerdo, piensa en todo lo que pasó y la madeja de recuerdos que quedan y no sabe que sensación extraña siente. De un lado dejar todo lo que significó tanto y por tanto tiempo y de otra la idea no precisa de ese lugar a donde llegaremos, desconocido, sin amigos con sus calles diferentes, la gente que te mira como extraño y hasta parece que el cielo que cubre tu cabeza tiene otro azul, y a las flores se le han desteñido sus colores...pero comprendemos que son inevitables los cambios y que no es otra cosa sino el temor a lo desconocido.

Pero hay otra mudanza y es la del corazón, quizá la más importante. Allí hay tantas habitaciones que se han ido ocupando:...la de los hermosos recuerdos, del amor, de las ilusiones, de la esperanza, de la superación, de la amistad, de la ternura, de la fe, también la de los recuerdos no gratos y una que no quisiéramos abrir que es la del miedo, pero esta habitación hay que abrirla y sacar ese huésped para dar entrada a otro que es la valentía. Por eso hemos de revisar lo que debemos dejar, para no cargar con pesados equipajes.

Desecharemos así lo que pese para nosotros, lo que nos cause daño.
Cerraremos un ciclo y llevaremos liviano nuestro corazón para llenarlo de nuevo. Dejaremos el miedo para reemplazarlo por el valor.

¿Qué nos llevaremos? Lo que se incrustó en nuestro corazón y de lo que no podemos separarnos porque forma parte de nuestra vida misma, el amor, las ilusiones, las esperanzas, los deseos de superación, los amigos, la ternura, la fe y, sobre todo, la confianza para afrontar los nuevos retos que la vida nos presenta.

Para adaptarnos tendremos que mirar todo con ojos de optimismo y sacar de la paleta los mejores colores para pintar ese nuevo paisaje que nos regala la vida.

Quizá después de un tiempo sentiremos que mereció la pena el cambio y ya las calles no serán diferentes, ni la gente te mirará como extraño. Nos daremos cuenta que estábamos equivocados, porque el cielo tiene el mismo azul y las flores tienen los mismos hermosos colores.

Nelly Guerrero